Al final del día, todos sentimos cosas. Tenemos emociones que pueden ser muy intensas, hasta al punto de que controlen nuestro comportamiento. Pero la buena noticia es que Dios nos creo, y cuando nos creo nos dio emociones, porque el desea que sintamos.
El problema es que nuestras emociones fueron secuestradas por nuestra caída en el pecado, y en lugar de ser emociones que nos permitan mirar cada día y descubrir lo que se siente estar cerca de Dios y confiar en el, nos han llevado a enfocarnos cada vez mas en nuestro ego, y están determinando nuestras acciones sin importarnos los estándares de vida que Dios ha establecido para vivirla abundantemente.
Los Salmos nos permiten ver no solo lo que fue inspirado por Dios para que cada uno de los autores de estos lo escribieran, sino que también nos permiten entender, mas profundamente, que era lo que estas personas estaban pensando y sintiendo en el momento que Dios los inspiro para escribir estos Salmos.
Pero lo mas importante que podemos observar es que cada uno de estos pensamientos y emociones estaban siendo dirigidos por Dios.