Dios nos ha dado un gran llamado, representarle en donde estemos y a dónde vayamos. Aunque esto se dice fácil, las implicaciones que conlleva son extenuantes. Somos llamados a representar a un Dios Santo, a nuestro Dios, quien es perfecto. La pregunta que debemos hacernos al entender nuestro llamado es: ¿Cómo puedo vivir una vida que represente a este Dios que es perfecto? La realidad es que esto es imposible, pero, aun así, Dios nos llama ha hacerlo. (1 Pedro 2:9)
En esta clase aprenderemos como el pecado nos ha llevado a vivir una vida muy distante del llamado que Dios nos ha dado para representarle, pero al mismo tiempo nos ayudara a entender como Cristo ya ha terminado su obra y como continúa trabajando en cada uno de nosotros para llevarnos a ser lo que el ha deseado que seamos.Aprenderemos acerca de la gracia, de su justicia, de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas y el impacto que tiene nuestra carne dentro de nuestro llamado.